Comida en Australia: Lo que Nadie te Cuenta (y que Necesitas Saber)
Una guía real, útil y honesta para quienes emigran o viajan por Australia
Cuando decidí dejar Chile y mudarme a Australia, tenía una lista interminable de preguntas. Pero hubo una que me acompañó incluso durante el vuelo: ¿cómo será la comida allá? Para muchos, la alimentación es más que una necesidad: es refugio, recuerdo y adaptación. Y cuando estás lejos de casa, ese pequeño detalle puede marcar una gran diferencia en cómo vives el proceso de emigrar.
Desde los porotos con riendas al curry picante
Crecí en el sur de Chile, en el campo, donde el pan amasado, las cazuelas, los porotos granados y las lentejas marcaban las estaciones del año. Comíamos con historia. Nuestros "pajaritos" dulces acompañaban las once y los almuerzos se cocinaban lento, con ingredientes de la tierra. En mi casa, la harina de trigo era esencial para preparar pan, y aunque muchos piensen que todos los latinos comemos tortillas, en Chile eso no es común. Las “tortillas” chilenas son panes grandes que se hornean o se hacen al rescoldo, en las brasas, y no tienen nada que ver con las tortillas mexicanas que son delgadas y flexibles.
Cuando llegué a Australia, una de mis primeras sorpresas fue en el supermercado: encontré porotos secos, pero solo de un tipo, muy distintos a la variedad que tenemos en Chile. Aun así, con el tiempo aprendí a adaptarme, a buscar alternativas y a probar ingredientes nuevos sin miedo… bueno, casi sin miedo.
Aprender a evitar el fuego (literalmente)
Uno de mis grandes aprendizajes en Australia fue visual: si la comida tiene colores muy rojos o vibrantes, ¡huye! Descubrí por experiencia propia que esos colores suelen significar picante extremo. Más de una vez terminé con lágrimas en los ojos y la boca ardiendo solo por no preguntar antes. Desde entonces, adopté una regla personal: preguntar, leer ingredientes, o simplemente oler antes de probar. Tu lengua lo agradecerá.
El choque cultural en la comida
La comida es uno de los primeros grandes choques culturales. Lo notas desde el desayuno. En Chile, una marraqueta con mantequilla o palta es más que suficiente. Aquí, en cambio, te ofrecen aguacate con huevo pochado sobre pan de masa madre, acompañado de jugo verde detox o café con leche de avena.
Además, las combinaciones pueden parecer extrañas al principio. ¿Vegemite en tostadas? ¿Papas fritas en todos los platos? Incluso en las ensaladas. Pero con el tiempo, entendí que esto no era raro, solo diferente. Lo importante era mantener la mente abierta y dejar que el paladar se adaptara poco a poco.
La diversidad gastronómica como parte de la aventura
Australia tiene algo que me enamoró: la posibilidad de probar sabores del mundo entero en un solo país. En un solo mes puedes degustar sushi japonés, curry indio, shawarma libanés, empanadas argentinas, sopa vietnamita y hasta completos chilenos si sabes dónde buscar.
Aunque al principio era selectiva, aprendí a soltar el miedo y a dejarme llevar por la curiosidad. Sí, probé langosta, caviar y hasta grillos (que crujían como galletas saladas). Pero también aprendí que no necesitas ser tan extremo. A veces, descubrir una buena pizza artesanal en un suburbio tranquilo puede ser igual de emocionante.
Cocinar: el secreto para adaptarte (y ahorrar)
Algo que recomiendo a todos los que emigran: aprende a cocinar lo básico. Al principio, cocinaba arroz con huevo o ensaladas simples. Después me animé a experimentar con ingredientes nuevos, y fue allí donde comenzó mi verdadera transformación.
Aunque no encontraba todo lo que usábamos en Chile, me di cuenta de que Australia tiene muchas alternativas. A veces no es lo que esperas, pero funciona. La clave es dejar de comparar y empezar a combinar lo mejor de ambos mundos.
¿Qué comer en Australia si eres nuevo?
Para quienes recién llegan, aquí algunas opciones seguras (y sabrosas):
Fish and Chips: clásico y fácil de encontrar.
Chicken Parmigiana: una especie de milanesa con salsa de tomate y queso.
Dumplings: deliciosos y económicos, ideales para compartir.
Sándwich de carne con papas fritas: abundantes y comunes en pubs.
Wraps con falafel o pollo teriyaki: frescos y portátiles.
Si te asusta lo nuevo, comienza por lo conocido. Pero no cierres la puerta: los sabores que más temes pueden sorprenderte gratamente.
¿Y la comida chilena?
Aunque no es tan abundante como la mexicana o la colombiana, hay comunidades chilenas que comparten información útil sobre tiendas y locales. Yo encontré mote con huesillo, empanadas de pino e incluso pan amasado en ferias latinas y eventos culturales.
En redes sociales hay grupos donde se comparten datos de dónde comprar ají chileno, harina para pan, o hasta un vino carménère para una cena especial. Australia es un país multicultural, y eso también se refleja en la comida.
Conclusión: Comer también es adaptarse
Si estás por emigrar o viajar a Australia, no subestimes el impacto de la comida en tu adaptación. Es normal extrañar los sabores de casa, sentirte perdido frente a un menú, o comer más papas fritas de lo que alguna vez imaginaste.
Pero también es una oportunidad única para abrir tus sentidos, reconectar con tu identidad y disfrutar del viaje de una forma distinta: con el paladar. Atrévete a probar, a preguntar, a cocinar. Porque en cada plato hay una historia, y en cada historia, un paso más hacia tu nueva vida.